lunes, 30 de abril de 2018

El 95% de la población mundial respira un aire 'peligroso' para la salud

En la ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam, viven más de 8 millones de personas y la mayoría circula en moto. 
El 95% de la población mundial respira un aire 'peligroso' para la salud
MEDIO AMBIENTELa contaminación interior y exterior contribuye a 6,5 millones de muertes prematuras al año

Las emisiones de CO2 ligadas al carbón se disparan un 30%

Reducir el CO2 podría salvar a 153 millones de personas

El 95% de la población mundial respira un aire 'peligroso' y por encima de los límites recomendables de contaminación, según el informe State of Global Air del Health Effects Institute (HEI). Las ciudades, donde se congregan más de la mitad de los casi 7.500 millones de habitantes del planeta, son el caldo de cultivo del que está considerado ya como el cuarto factor mortal, después de la alta presión sanguínea, la mala dieta y el tabaco.La contaminación interior y exterior, causadas principalmente por la quema de combustibles fósiles, contribuye a 6,5 millones de muertes prematuras al año, con una incidencia especial en las grandes megalópolis de India y China o en las zonas rurales de Africa donde el carbón y la leña siguen siendo la principal fuente energética en los hogares."La brecha entre las zonas más contaminadas y menos contaminadas del planeta se está agrandando año tras año", ha advertido Bob OKeefe, vicepresidente del HEI, con sede en Boston, que ha combinados datos obtenidos por satélite con mediciones a nivel de tierra en más de 150 países.

Crece la brecha ecológica
"En los países desarrollados existe la conciencia y la determinación de limpiar el aire para velar por salud de los ciudadanos", ha recalcado OKeefe. "Pero en los países en desarrollo, el control de la contaminación va por detrás del impulso al crecimiento económico".El 'bache' de la contaminación, comparable al de la riqueza, es casi el doble de lo que era a finales de los años noventa. Aunque las medidas emprendidas en los últimos años por China e India, donde se registran una de cada cuatro muertes prematuras por la mala calidad del aire, son razones para un relativo 'optimismo', según el informe del Health Effects Institute."China se está moviendo agresivamente para cortar la dependencia del carbón e imponer mayores controles de la calidad del aire en las ciudades", ha apuntado Bob OKeefe. "India ha dado también un paso adelante para combatir la contaminación interior, impulsando la electrificación con energías limpias y el gas licuado del petróleo como alternativa al carbón doméstico".

Enemigo invisible
Se estima que 2.600 millones de habitantes están expuestos a niveles de contaminación interior en los hogares superiores al máximo recomendable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto un especial énfasis en combatir este enemigo invisible que afecta a los países en desarrollo.Las emisiones del transporte, de la industria y de las centrales térmicas son por otra parte los principales responsables de la contaminación exterior. Mientras las ciudades occidentales han declarado la guerra al diésel y han levantado barreras al tráfico, en los países en desarrollo siguen circulando millones de vehículos de gasolina que superan todos los límites permitidos y sin ningún tipo de control.OKeefe ha destacado cómo en la última década ha ido aumentando sin embargo la presión sobre las autoridades locales, gracias a la campañas en redes sociales y a una mayor conciencia ciudadana sobre los efectos de la mala calidad del aire, que se ha convertido en el mayor riesgo ambiental para la salud humana y puede contribuir a la muerte por enfermedades respiratorias, por afecciones cardíacas y por infartos cerebrales.

Fuente: ElMundo.es

miércoles, 25 de abril de 2018

La vaca será el mamífero más grande sobre la Tierra dentro de 200 años

Un estudio sostiene que los grandes mamíferos terrestres han ido menguando por culpa del hombre a lo largo de los últimos 125.000 años

La caza, la destrucción de su hábitat, los conflictos con humanos y las guerras han propiciado su declive

Así se convirtió la ballena azul en el animal más grande del planeta

Hubo una época en la que todos los continentes habitados estaban poblados por grandes mamíferos terrestres: mamuts, rinocerontes lanudos, perezosos gigantes, felinos con dientes de sable... Poco a poco, estos animales fueron extinguiéndose y, en la actualidad, los pocos que quedan viven, en su mayoría, en África. Ese declive coincidió con la expansión del hombre. La dispersión de los homínidos fuera de África no sólo fue un acontecimiento clave para nuestra especie. Su salida de ese continente coincidió con una dramática reducción en el tamaño de los mamíferos, que fue, además global, es decir, se produjo en todos los continentes. Así lo asegura una investigación publicada en la revista Science que ha analizado la evolución en el tamaño de diversas especies de mamíferos terrestres -no se han incluido los marinos- desde hace 125.000 años, concluyendo que la acción del hombre ha sido la principal causa.
Y esa tendencia a mermar de tamaño, sostiene este estudio, continúa. Según sus predicciones, dentro de unos 200 años la vaca doméstica podría ser el mamífero terrestre de mayor tamaño que quede en la Tierra. "Sobrevivirán pocos animales de su tamaño. La mayor parte de los mamíferos serán mucho más pequeños", asegura Felisa Smith, investigadora de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque (EEUU), y autora principal de este estudio. Si la vaca (Bos taurus) sobrevive, añade, será en gran medida porque ha sido domesticada. 

Megafauna acorralada
Qué causó la extinción de la megafauna y la progresiva pérdida de tamaño de los mamíferos terrestres sigue siendo objeto de debate en la comunidad científica. El papel que jugaron y juegan los humanos en su desaparición es el aspecto más controvertido. Según señala Jan van der Made, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), sin vinculación con este estudio, "la discusión se centra en si la extinción de grandes mamíferos se ha debido, sobre todo, a los cambios climáticos o a la acción del hombre".
Según la investigación de Science, no sólo los Homo sapiens, sino también otros homínidos, como los neandertales o los denisovanos, contribuyeron decisivamente a la pérdida de grandes mamíferos terrestres. "A lo largo de buena parte de esos 125.000 años, la extinción se ha debido probablemente a la explotación de los grandes mamíferos por parte de los humanos. Hoy en día, por supuesto, son otros los factores que han propiciado que estén en riesgo, como la alteración de su hábitat, los conflictos con humanos e incluso las guerras", enumera Smith a través de un correo electrónico.

Adaptación a los cambios climáticos
Según relata la investigadora, un aspecto importante que examinaron en este trabajo es cómo los mamíferos han respondido a los cambios en el clima a lo largo de los últimos 65 millones de años: "Investigamos la influencia potencial del tamaño del cuerpo y la dieta, concluyendo que ninguno de esos factores estaban relacionados con la extinción durante el Cenozoico. Es decir, ser grande o pequeño no suponía tener un mayor riesgo para extinguirse en épocas de más frío o más calor", señala la autora, que asegura que sólo vieron una relación entre la extinción y el tamaño del cuerpo cuando los homínidos entraban en escena. A Jan van der Made no le sorprende que la vaca pueda llegar convertirse en el mamífero más grande dentro de un par de siglos: "Es muy duro, pero es posible que tengan razón. El elefante africano y los rinocerontes están muy amenazados. El elefante indio y los hipopótamos no están tan mal pero podrían extinguirse, al igual que los búfalos, los camellos, las jirafas y los osos, que son los otros grandes mamíferos terrestres que viven en la actualidad", explica en conversación telefónica. "Si una especie tiene interés económico, como la vaca, tiene más posibilidad de sobrevivir", añade este investigador especializado en grandes mamíferos.
Según recuerda Van der Made, en Europa tenemos especies como el ciervo, el gamo, el toro salvaje o el lobo que han ido haciéndose más pequeñas durante los últimos 20.000 años: "En el Pleistoceno tardío, el periodo de estudio, eran mucho más grandes". Asimismo, cita algunos ejemplos de animales que se adaptaron bien a los cambios en el clima. El elefante Palaeoloxodon antiquus vivía en ambientes cálidos, es decir en el centro de Europa, durante los periodos interglaciales, mientras que durante los glaciales se refugiaba en el territorio que hoy es España; o Mammuthus primigenius, el famoso mamut lanudo adaptado al frío que, durante los glaciales vivía en centroeuropa y hasta en España, y durante los interglaciales se refugiaba en el norte de Siberia.En la actualidad, el mamífero más grande es la ballena azul (que puede alcanzar los 27 metros) pero en este trabajo no se ha estudiado la evolución de los mamíferos marinos, sólo los terrestres con la excepción de los murciélagos, según aclara Smith. Tampoco han estudiado las extinciones en las islas, que es un aspecto que Van der Made echa en falta pues "es precisamente en las islas donde las extinciones de mamíferos han sido mucho más fuertes, como se ha comprobado en lugares como Creta, Sicilia o las Baleares".
Asimismo, el científico neerlandés destaca que "normalmente se dan más casos de extinciones en las altitudes altas que en el ecuador, y también en ambientes de bosque hay menos desaparición de especies que en la estepa y la tundra".

"Para mí, lo más llamativo es cómo un planeta es capaz de sobrevivir durante millones de años a cambios en el clima y a catástrofes naturales; y cuando el ser humano se dispersa y empieza a ser abundante, las grandes especies animales se ven afectadas", apunta por su parte Manuel Salesa, investigador del departamento de Paleobiología del MNCN. "En lugar de asumir su rol de especie inteligente para proteger la biodiversidad, la está destruyendo", reflexiona en conversación telefónica. Y es que, aunque nuestros antepasados cazaban para comer y no tenían conciencia sobre el daño que hacían al capturar especies que se reproducían muy lentamente, ahora las especies se están viendo afectadas sobre todo por la destrucción del hábitat. No obstante, Jan van der Made opina que los datos aportados en este estudio no son suficientes para respaldar la conclusión de que los neandertales y los denisovanos ya provocaban extinciones: "Para demostrarlo, habría que ver lo que pasa cuándo aparecen los neandertales, y hace unos 240.000 años ya los había claramente. Debería aumentar el nivel de extinciones en este momento", argumenta. Por otro lado, se muestra cauto sobre las conclusiones porque aunque "los registros que hay en Europa son buenos, en Asia no hay muchos datos y no sabemos bien la edad de algunos yacimientos".

Fuente: ElMundo.es

miércoles, 18 de abril de 2018

El sistema circulatorio del planeta se debilita

Este mapa de temperaturas muestra el recorrido de la corriente del Golfo frente a la costa de EE UU. NOAA
Las corrientes marinas del Atlántico que afectan al clima mundial se han frenado en el último siglo.

El principal sistema de corrientes oceánicas se está frenando. Dos grupos diferentes de investigadores, usando métodos distintos, han comprobado que el mecanismo que transporta las cálidas aguas del Caribe hacia el norte y las frías polares al sur lleva décadas fallando. Aunque no coinciden en cuándo empezaron los problemas ni en la causa última de los fallos, sí lo hacen en sus posibles consecuencias y no son buenas. Estas masas de agua son el verdadero sistema circulatorio del planeta, repartiendo calor, nutrientes y gases.


Ni las mareas ni el viento son los principales animadores del mar. El influjo de las primeras no va más allá de la línea de costa y, por muy huracanado que sea el segundo, su soplo no se siente por debajo de los primeros 100 metros de profundidad. Lo que de verdad mueve el agua de mares y océanos en forma de corrientes es algo tan básico como que lo que pesa más se hunde y lo que pesa menos tiende a quedarse arriba, los gradientes de densidad.

En el océano Atlántico, la corriente del Golfo es una inmensa masa de aguas cálidas, es decir, menos densas y pesadas, que viajan hasta el norte desde el Caribe, perdiendo calor en el trasiego, lo que atempera el clima de Europa Occidental. Mientras, en sentido inverso, las aguas frías de mares como el de Labrador, el de Barents o el de Groenlandia aún se hacen más densas y pesadas con el aporte de la sal expulsada por el avance del hielo ártico. Se hunden formando la llamada masa de agua profunda del Atlántico Norte, que se desplaza hacia el sur. Aunque el sistema es más complejo, estos elementos son las arterias principales de la circulación meridional de retorno del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés). Este es el motor que está fallando.
"La AMOC se ha debilitado en los últimos 150 años hasta niveles nunca registrados en más de un milenio", dice el climatólogo y colíder del grupo de predicción climática del Barcelona Supercomputing Center, Pablo Ortega, coautor de uno de los estudios. El flujo se habría reducido, según estiman, entre un 15% y un 20%. En términos absolutos, el caudal habría disminuido en unos tres millones de metros cúbicos por segundo. Para hacerse una idea, todos los ríos del mundo descargan unos 1,2 millones de metros cúbicos por segundo. "La disminución fue muy rápida y sigue bajando, aunque a un menor ritmo", añade Ortega, que participó en esta investigación cuando investigaba la AMOC en el departamento de meteorología de la Universidad de Reading (Reino Unido).

Los flujos de las corrientes oceánicas no empezaron a ser medidos de forma sistemática hasta este siglo, así que, para determinar su caudal en el pasado hay que recurrir a mediciones indirectas. En esta investigación, publicada en la revista Nature, los científicos analizaron el tamaño del grano de los sedimentos del lecho marino: cuanto más grande, más fuertes debieron ser las corrientes en ese momento para arrastrar los más finos. Otros datos indirectos fueron los registros de temperaturas del agua.
"Nuestro estudio ofrece el primer análisis exhaustivo del registro de sedimentos oceánicos, demostrando que este debilitamiento de la AMOC se inició poco después del fin de la Pequeña Edad de Hielo", dice en una nota la investigadora de la Institución Oceanográfica Woods Hole (EE UU) y coautora del trabajo, Delia Oppo. Esta mini glaciación se inició en el siglo XV y se mantuvo hasta el XIX. Lo que los investigadores creen que pasó entonces es que el calentamiento provocó el deshielo de grandes capas de la región ártica. Tanta agua dulce alteró el mecanismo de la AMOC haciendo de tapón: al diluir el agua del mar redujo su densidad, frenando su hundimiento, lo que debió de ralentizar la llegada de las aguas cálidas del sur.

El deshielo es también el posible mecanismo causal apuntado por otro grupo de científicos en su estudio propio sobre la evolución de la AMOC, publicado igualmente en Nature. Como el trabajo anterior, aquí han encontrado una reducción del flujo de este sistema de corrientes de un 15%. Para obtener sus resultados, usaron modelos climáticos y los registros disponibles de la temperatura de las aguas superficiales, de los que hay datos desde el siglo XIX, como indicador del trasiego del agua. Lo diferente es que este trabajo fija el inicio del debilitamiento en una fecha más reciente, en torno al 1950 y culpa al cambio climático, no al fin de la Pequeña Edad de Hielo, del trastorno del sistema.
"Con el calentamiento global, el aumento de las lluvias así como el deshielo del hielo del Ártico y la capa helada de Groenlandia diluyen las aguas del norte del Atlántico, reduciendo su salinidad. El agua menos salina es menos densa y, por tanto, menos pesada, lo que dificulta su hundimiento a las profundidades", explica el investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense y el CSIC, Alexander Robinson, coautor de este segundo trabajo.

Culpabilidades al margen, las consecuencias de este frenazo pueden ser muchas y pocas buenas. La AMOC es parte central de la circulación global termohalina (del griego, calor y sal) que redistribuye el calor de las aguas del planeta. "Si nos situamos en el Atlántico Norte, y la AMOC se debilita, tendríamos, por un lado menos agua caliente que va hacia el norte, lo que supondría más frío en los países de Europa del norte", explica la investigadora del Instituto Francés para el Aprovechamiento del Mar (Ifremer), la española Patricia Zunino, no relacionada con estos dos estudios. Ese calor que no viaja hasta al norte se quedaría en la zona ecuatorial, aumentando aún más las temperaturas de esta zona, lo que podría elevar la frecuencia e intensidad de los huracanes.

Fuente: ElPais.com

viernes, 6 de abril de 2018

Una grieta kilométrica recuerda que África se está dividiendo en dos

La tierra se abrió hace unos días en el suroeste de Kenia (África). A lo largo de varios kilómetros, atravesando campos, agrietando carreteras y agujereando la reserva Masai Mara, la abertura ha alarmado a los lugareños y ha provocado cierto revuelo en algunos medios. Hay quienes dicen que el continente africano se está partiendo en dos. Es cierto, pero aún quedan unos cuantos millones de años para que eso ocurra.


La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también inestable. En el caso de la región oriental de la placa africana, el encontronazo constante con las placas arábiga e india, que empujan desde el norte, está desgajando la porción este del continente africano. Su manifestación más visible es el Gran Valle del Rift, una amplia franja de terreno que va desde Mozambique, al sur, hasta el cuerno de África y más allá.
"Por debajo hay una falla en el terreno que está separando África en dos", dice el catedrático del departamento de geodinámica de la Universidad de Granada, Juan Ignacio Soto. Pero el tiempo de la separación es geológico, llevará millones de años. "Sabemos que pasará, pero no cuándo", añade. En cierta medida es el proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes. Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este valle se están separando.

Estos procesos geológicos son lentos para la cronología humana. "A veces se separan unos milímetros y otras muchas la fractura se produce en el interior sin que la veamos", explica el catedrático. En otras, como esta vez, la raja es superficial y de metros de ancho. "Lo llamativo es la longitud de esta", añade. Aunque habría que confirmarlo, se apunta a que las lluvias habrían ensanchado la magnitud de la brecha.
No será la última vez que suceda. Bajo la tierra hay un proceso de división de la placa africana en dos nuevas, la nubia al oeste y la etíope al este. Es ese mismo proceso el que está detrás de algunas de las maravillas de esta parte de África. El Gran Valle del Rift está formado en realidad bajo varias fracturas de la corteza terrestre. Por encima se corresponden con el Rift Albertino el Rift de África Oriental.

El conjunto de valles sobre las fallas tiene una extensión de unos 5.000 kilómetros. A lo largo de las fracturas se encuentran los principales volcanes africanos. Los grandes lagos, desde el Victoria al Tanganica, pasando por el Turkana o el Natrón, se deben a la presencia de estas fallas. Y gracias a ellas también esta zona es la región con la mayor porción de biodiversidad que queda en el planeta. En algún momento, quizá dentro de 50 millones de años, habrá dos áfricas, pero aún no.


Fuente: ElPais.com